Cuando hablamos de masaje a menudo tendemos a pensar en lo bien que nos vendría que nos descontracturaran la espalda, que nos hicieran unos estiramientos o que nos aliviasen el dolor de cuello. La realidad es que el alcance de un masaje es mucho mayor. La capacidad de autocuración, mantenimiento o recuperación del equilibrio en nuestro organismo se basa en factores como el mecanismo de depuración y limpieza, oxigenación, equilibrio hormonal, equilibrio entre elasticidad y tonicidad muscular. Estos factores se basan en los sistemas linfático, circulatorio, nervioso, hormonal, muscular u óseo, a los cuales accedemos o en los que generamos un efecto mediante el masaje.
Por ello, son multitud de patologías o estados emocionales de las personas los que podemos aliviar con ello y, en mayor medida, si lo añadimos a nuestras rutinas de cuidados habituales o del cuidado de los nuestros. Igual que mantenemos rituales a la hora de relajarnos con un baño anti estrés, ver una película o leer un libro, una salida a la montaña o actividades como el yoga, el pilates o la actividad física que más nos gusta, nuestro cuerpo agradecerá los beneficios del masaje.
Beneficios del automasaje y masaje en el entorno familiar
- Capacidad de autoescucha. Nuestro organismo aprende a escucharse y a saber interpretar las señales sobre cómo nos encontramos en cada momento y cómo responder a tiempo (necesidad de descanso, mejorar nuestra postura, bajar el ritmo de trabajo, generar mayor actividad en nuestro organismo).
- Equilibrio entre elasticidad y tonicidad muscular. Generar sobre nuestro sistema muscular una descarga de tensión tanto física como emocional, tras nuestra jornada de trabajo, actividades deportivas o épocas de estrés y alta demanda.
- Equilibrio del sueño. Balance del ritmo natural de sueño, aumento de la calidad del descanso y recuperación física óptima durante la noche.
- Alivio del sistema linfático y circulatorio. Así como de sus patologías más cotidianas como el edema, hinchazón, pesadez de piernas, calambres, entumecimiento y dolor.
- Disminución del dolor en patologías crónicas. Tanto del sistema nervioso, como muscular y óseo, por ejemplo de la fibromialgia, antiguas lesiones, o patologías usualmente recurrentes como la lumbalgia, artritis, artrosis o la migraña.
- Balance de la sintomatología emocional u hormonal. Como la ansiedad, depresión, épocas de una intensa demanda de trabajo o estudios, periodos de adaptación o duelos, así como durante las diferentes épocas de cambios hormonales o desajustes ocasionales.
- Enriquecimiento emocional y del vínculo afectivo. Entre parejas y núcleos familiares o estrechamente cercanos, a la hora de trabajar de manera consciente e inconsciente el vínculo entre ambos, creando relaciones saludables basadas en la empatía, la comunicación y la salud emocional.
Un buen masaje nos puede aportar más seguridad y confianza en nosotros mismos. Un masaje es una herramienta más a la hora de cuidarnos y darnos a nosotros mismos el tiempo y la dedicación necesarios para nuestro propio bienestar, y el de nuestro entorno más inmediato.
Si quieres información sobre cómo realizar automasajes o estás interesado en aprender algunas técnicas para realizar masajes a tus amigos o familiares ponte en contacto con nosotros.
Lara Sedano – Quiromasajista y masajista deportivo